ilustración Marina Sabio

ilustración Marina Sabio
Ilustración: Marina Sabio

lunes, 29 de julio de 2013

A las bibliotecas

Cerrar una biblioteca es perder la esperanza. Es sembrar el desarraigo y la tristeza. No en un sentido romántico, de intelectuales que se abrazan a los libros y aprecian el olor a página envejecida, sino en el sentido en que las bibliotecas salvaguardan a las Humanidades. ¿Qué son las Humanidades y qué las hace importantes? Esta pregunta que nos hacemos todos en voz baja porque en voz alta nos da vergüenza, pues parece que está mal visto... yo siempre me respondo, que las Humanidades son al mundo como la memoria y los recuerdos a los individuos, sin la experiencia y el recuerdo de los errores que se han cometido no se puede tener respuestas y soluciones a los problemas que se presentan. Por eso el saber es acumulativo, porque los seres humanos del pasado nos pasan el testigo de lo que aprendieron de sus errores para nosotros no partir de cero. ¿Significa esto que el ser humano se encamina inevitablemente a la perfección y que es cuestión de tiempo que corrijamos nuestros errores? No lo creo. La Historia suele caminar dando un paso hacia adelante y diez para atrás, pero no podemos negar que el aprendizaje colectivo incide en la mentalidad de una manera tan poderosa, que después de Nuremberg muchos se lo pensarían mucho antes de iniciar otro horroroso holocausto nazi. Hoy hay muchas injusticias en el mundo(demasiadas) pero ahora tenemos los Derechos Humanos y leyes de convivencia que ya no nos permiten de manera impune menospreciar a personas por tener otro sexo, raza o ideología. Queda mucho por hacer pero estamos en el camino. Gracias a la Historia, no tenemos que tallar bifaces de sílex para llegar a trabajar con un ordenador, sino que el saber se ha transmitido y ha evolucionado porque las técnicas se han guardado. No son los ingenieros del presente los que nacieron sabiendo hacer casas cada vez más perfectas, se valen de los ensayos y errores de sus antecesores. Así también avanzan las ciencias humanas, Einstein no hubiese podido acercarse a su teoría de la relatividad si no hubiese partido de trabajos anteriores, ni Madame Curie al Radio sin apuntes de colegas que gozaron de menos fama. Las bibliotecas son testimonio de esta constancia histórica, los libros recogen las decisiones políticas del pasado y las guerras que no debemos permitir, porque la Primera iba a ser la más horrible que conociera el planeta y la Segunda Guerra Mundial superó todas las expectativas de horror y muertes. Las bibliotecas son esperanza de acceso a la cultura, para leer lo que se quiera, cuando se quiera, saltar de un libro a otro y de una sección a otra sin necesidad de pagar el tan alto precio que cuesta hoy la cultura en todos los sentidos. Hacer socio a un niño de una biblioteca, es como darle las indicaciones para el camino más apasionante que va a emprender en su vida que es aprender por uno mismo, en su intimidad y con su propio proceso y que les ayudará a ser autónomos y responsables con los plazos de entrega. Qué regalazo. Recuerdo las palabras de Dostoevski cuando estuvo en el exilio, no le pedía a su familia mantas aunque tuviera frío, ni comida aunque tuviera hambre. Quería libros porque decía que los libros eran ventanas y eran horizontes.
Es cierto que las bibliotecas no dan dinero, pero es que son demasiado importantes para dar dinero. Es mejor que todo eso, son patrimonio de la Humanidad. Sería impensable que los políticos temporales que están  de paso en su ayuntamiento y en el planeta mismo (como todos nosotros), atentaran contra esta institución milenaria, por la que Hypatia se jugó el tipo en el incendio de la Biblioteca de Alejandría, cuando abrazada los pergaminos que iban a ser presa del fuego y le faltaban las manos para salvar material. Pero Hypatia no quería salvar el papel en sí como pieza de museo, no. Hypatia sabía lo que nuestros gobernantes ignoran, que el saber es esperanza. Que si se pierde no tiene mucho sentido seguir hacia adelante.Un político que menosprecia las bibliotecas es normal que no encuentre respuestas a una crisis de gobierno interna, es normal que si no ha leído acerca de la política romana no conozca el valor de la dimisión ante actos ilícitos   ( o la mera sospecha de que se produjeran) y quien  haya leído por encima los acontecimientos en Francia a finales del siglo XVIII, no cometería la imprudencia de decir que el pueblo no puede conseguir atemorizar al poder. Les invito a todos a defender esos pequeños santuarios de horizontes que son las bibliotecas. Abrazar sus tesoros como si del sentido de nuestros actos en la tierra se tratara. Yo por mi parte, no voy a confiar en un dirigente que subestime el papel que éstas juegan en nuestra libertad ya sea de derechas, izquierdas, arriba, abajo o centro. El saber no se toca, no se negocia, se cuida. Los ciudadanos, por nuestra parte, podríamos devolver ese ejercicio de rentabilidad, planteándonos si nos compensa tener tantos políticos corruptos, "que no dan dinero" sino que nos lo roban.

*No hay fuentes que aseguren que Hypatia presenciara el incendio de la biblioteca de Alejandría, la cual sufrió varios ataques antes de su definitiva destrucción. Es una licencia literaria que el director Alejandro Amenábar se permite en la película Ágora (2009), en el personaje de Hypatia interpretado por Rachel Weisz.

4 comentarios:

  1. Incluso en Auschwitz hubo una biblioteca!

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  2. ¡Qué bonita aportación, Adrián! Un abrazo, amigo.

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  3. "El saber no se toca, no se negocia, se cuida", preciosa reflexión Gara. Un beso

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  4. Cuando pequeño las bibliotecas me parecían lugares imponentes y casi sagrados. Sabía que se escondían muchas cosas que merecía la pena conocer. Y quería ser más grande para poder leer todos aquellos libros. De hecho, siempre quise tener mi biblioteca, con los años, se va alcanzando el sueño. Ciertamente son tristes la declaraciones de la alcaldesa de Telde. Cómo explicarle? Cómo hacerle ver que constituyen parte intrínseca de nuestra civilización? Me resulta desconcertante.

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